sábado, abril 20, 2024

SITGES 2016. Crítica de ‘1974’: Found footage en Super 8 mm

Las críticas de Agustín Olivares en Sitges 2016: 1974
 
Estamos ante una película de bajo presupuesto hecha con un buen par de bolas chingonas. Enmarcada en el género found footage, nos cuenta la historia de un matrimonio de recién casados que a mediados de los años 70 desaparecen misteriosamente de su casa.
 
Victor Dryere, el director, se preocupa por dotar de una estética 100% setentera al filme. Y aquí viene la primera muestra de valentía: toda la película está grabada en Super 8. Esto supone varios problemas, pero los más gordos son que no ves lo que grabas y que no ves el resultado de la grabación hasta que el celuloide no ha sido revelado, con los costes económicos y la inversión de tiempo que supone. Hoy en día existen ventajas que no existían en los 70, como grabar y ensayar las escenas en soporte digital para que, al grabar en celuloide, no haya imprevistos. Pero los imprevistos siempre existen, y grabar a ciegas es toda una declaración de intenciones. ¡Bravo!
 
El guión está bastante bien. Es el tipo de película de pocos personajes, una cabaña aislada y mucho talento para acojonar. Se manejan situaciones tópicas de este género de forma totalmente original, huyendo de las posesiones demoníacas y demás parafernalia esotérica para dirigir la atención hacia la iglesia, el catolicismo y los ángeles. No obstante no es una película anticristiana.
 
La dirección está muy cuidada. El tipo de planos, los movimientos, la dirección de actores, el pulso en las situaciones tensas… Cumple con su objetivo: sumergirnos en una historia de terror y darnos un par de buenos sustacos.
 
Los actores están geniales. Diana Bovio es la que más se luce, ya que es la que sufre el arco de transformación más acusado. De risueña y alegre jovencita a tarada malrollera, con puntos intermedios de mucho drama. No obstante, Rolando Breme también se muestra muy centrado en su papel de marido sufridor que, en ocasiones, se ve superado por las circunstancias. Y eso es algo que me gusta de 1974: el personaje más fuerte es la mujer, al contrario de lo que suele ocurrir en la ficción. Al dúo protagonista se le suma Guillermo Callahan como contrapunto cómico, protagonizando momentos muy divertidos que ayudan a destensar las situaciones más chungas.
 
Pese a que Dryere utiliza a su favor el lenguaje propio del found footage también sufre algunos de sus lastres. Hay situaciones dramáticas tan extremas que es difícil creerse que los protagonistas todavía piensen en grabar en lugar de soltar la cámara y salir por patas. Es algo que ocurre en todos los found footage que he visto, y entiendo que es una situación difícil de sortear. Solo se salvan los falsos documentales/falsos reportajes tipo Brüno, ya que el protagonista tiene detrás siempre a un equipo de cámaras, los cuales no participan en el drama y se pueden mostrar ajenos emocionalmente. Aun así, si en Brüno apareciera una criatura con un falo monstruoso (por poner un ejemplo que se pudiera dar, porque no hay nada que le guste más a Brüno que los falos) estoy seguro de que los cámaras se largarían con viento fresco.
 
En definitiva, 1974 es un found footage que merece ser visionada. Arriesgada en su forma y original en su fondo, tiene un giro final que te sorprenderá: totalmente inesperado. Dale una oportunidad a esta producción mexicana que supera a otras películas de este estilo.

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