sábado, abril 20, 2024

Crítica de ‘V3nganza’: Secuela poco concluyente

Las críticas de Óscar M.: V3nganza
La peculiar saga de acción protagonizada por Liam Neeson tiene una tercera entrega llamada V3nganza que continúa las aventuras del particular héroe cuya familia se encuentra bajo la amenaza constante de los terroristas (otra vez).
Como ya viene siendo una constante en la (hasta ahora) trilogía, V3nganza está plagada de los clichés del cine de acción terrorista: malvados enemigos con un forzado acento inglés más preocupados en conseguir alcohol y prostitutas que en verificar que han acabado con el protagonista.

Pero el detalle más destacable de la trilogía Venganza es el de haber conseguido convertir a Liam Neeson en un héroe de acción, basándose en un veloz y rápido montaje de las escenas de lucha y con planos detalle muy cerrados donde casi nunca se ve la cara del actor (puesto que en la mayoría de peleas y escenas de riesgo utilizan un doble).
Por fortuna esta tercera parte ha dejado atrás puntos negros como fueron que en las escenas ambientadas en Albania se hablase inglés (de Venganza: Conexión Estambul) o que se vieran los pistones de los coches que vuelan por los aires. Pero la saga continúa rozando la ciencia ficción con explosiones y accidentes en cadena sin heridos (al menos en pantalla) de los cuales el azaroso protagonista casi siempre sale ileso o con un rasguño mínimo, siendo un trasvase de, lo que se podría llamar, el mal que impera en las últimas dos entregas de la saga Jungla de cristal.
Luc Besson y Robert Mark Kamen vuelven a ser los responsables de un guión que no defraudará a los seguidores de la franquicia y que intenta distanciarse de la temática de secuestros que provocaba la realización de las dos primeras entregas, pero que no se aleja del todo y, mientras que Venganza: Conexión Estambul era más de lo mismo pero en Estambul, ésta parece intentar abrir un nuevo camino implicando a diferentes villanos de diversas nacionalidades y ambientando la acción en suelo estadounidense.
Para ello, los guionistas han recurrido al personaje interpretado de manera un poco un poco exagerada (y con unas manías que no son explicadas, a pesar de lo reiterativo de las escenas) por Forest Whitaker, que da lugar a situaciones calcadas de la adaptación de El fugitivo. Con unas persecuciones bien planificadas en la sala de montaje para rellenar los desperfectos de un guión que (aunque las tiene) despierta pocas sorpresas en el espectador, que se ve arrastrado por una edición de vértigo.
Por desgracia, los clichés del género junto a las escenas fantásticas provocan en el espectador evasión al mismo tiempo que desidia, al comprobar que la bucólica trama y la narración tienden a ser excesivamente americanizadas, con su innecesario resumen o explicación final, que detalla al espectador todos los pasos seguidos por el villano para llevar a cabo su objetivo.
Acompañando a Neeson, están las siempre agradecidas Famke Jannsen y Maggie Grace (que ya destacó por interpretar a una adolescente cuando tenía 25 años en la primera parte), Dougray Scott sustituye a Xander Berkeley como el nuevo marido de la ex-esposa del protagonista y quizás el que más puede destacar es Sam Spruell (aunque sea por «regalar» al cine su innecesaria escena en calzoncillos metralleta en mano).
El director Olivier Mégaton sigue insistiendo en los planos aéreos de la ciudad, y abusa de ellos tanto en los créditos iniciales como para las transiciones entre escenas. Un recurso que empieza a ser una constante molesta en el cine de acción y en esta secuela quizá tiene algo menos de presencia que en la anterior (llegaron a aburrir los planos de la Mezquita de Estambul), aunque sigue muy presente (de hecho los planos finales podrían ser descartes del final de Venganza: Conexión Estambul).
Nathaniel Méchaly continúa también en la saga componiendo una música demasiado presente en el resultado final decantándose por los temas grandilocuentes y más cercanos a la ciencia ficción que a la acción, con abuso de los coros y la partitura orquestal.
V3nganza queda como una secuela que se aleja del planteamiento de sus predecesoras, pero que no llega a cerrar la historia, por lo que podríamos tener Venganza 4 dentro de un par de años (el actor protagonista ya ha confirmado su deseo de continuar), con un Liam Neeson aún más anciano, aunque esperemos que con un argumento como el de la primera parte: más sólido y consistente y, sobre todo, más novedoso.

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