sábado, febrero 24, 2024

‘Prometheus’: Excelente película, decepcionante precuela

Las críticas de Óscar M.: Prometheus

Es de sobra conocido el riesgo añadido que supone hacer una secuela o una precuela de un éxito, recientemente el caso de El caballero oscuro: La leyenda renace lo ha vuelto a demostrar: una vez que se ha conseguido una fórmula de éxito o se mejora o se provoca la decepción y el hastío en el público al que va dirigida.
Prometheus no es ajena a este hecho, quizás por eso era un valor seguro recurrir a Ridley Scott para hacer la quinta parte (aunque cronológicamente sea la primera) de la saga Alien. Scott sigue siendo un genio, tiene mucha experiencia y sabe darle al público lo que quiere, pero Damon Lindelof es un genio a medias y, aunque sabe crear un buen guión, decepciona a la hora de enlazar con lo ya existente.

La legión de detractores de Lindelof (formados por los seguidores de la serie Perdidos y los de la saga Star Trek) tienen en Prometheus una nueva posibilidad de conseguir adeptos a sus filas ya que la película funciona bien de forma independiente a la saga, sin embargo, encuadrarla dentro de la saga Alien deja al guión más agujereado que un queso gruyere.
Lindelof se permite el lujo (y tiene la obligación de ello) de dejar pistas que encaminen al espectador a establecer un puente de unión con las anteriores cuatro películas, pero, por otra parte, obvia «derechos adquiridos» de la saga, creando situaciones efectivas en pantalla para un público que no sea seguidor (ni siquiera se requiere que se sea fiel seguidor) a costa de reventar escenas clásicas del Alien original.

Visualmente hablando es un regalo para los ojos y para los seguidores de la saga, ofreciendo al espectador detalles de las anteriores películas (la heroína femenina, el robot), respondiendo a preguntas que aún estaban en el aire (el ciclo evolutivo del Alien) y reinventando los orígenes (y el futuro) de la historia.

Quizás sea lo más fácil culpar a George Lucas, el único director y guionista capaz de boicotearse a sí mismo intentando que la audiencia olvide lo que ha visto antes ofreciendo un producto visualmente atractivo que compense errores argumentales. Por suerte, el resultado no llega a ser tan catastrófico como el Episodio I: La amenaza fantasma, aunque el guionista intente hacerlo todo mejor, más grande, más bonito y más moderno.
Obviando que la película ofrece un error de continuidad tecnológica similar al de La guerra de las galaxias (en la primera película la tecnología es inferior, pero en la cuarta, que es anterior cronológicamente, es superior) hay ciertos errores argumentales que no se pueden pasar por alto y cabrearán al espectador por intentar cambiar lo que ya está hecho (y comentar algo más al respecto es revelar parte del final).
Por suerte para Damon Lindelof, cuenta con un guión lo bastante sólido como para tener personalidad propia y con Ridley Scott, que consigue salvar visualmente la película (a pesar de que los constructores sean un cruce de los seres azules de Avatar y el Dr. Manhattan de Watchmen) con unos estupendos encuadres, unos detallados planos aéreos, un correcto mantenimiento de la tensión ambiental, una excelente dirección de actores y un elaborado trabajo de postproducción.
Las interpretaciones de la mayoría de actores harán que Prometheus se recuerde como un gran trabajo de actores, Michael Fassbender, Charlize Theron y Noomi Rapace (por orden de importancia actoral) transmiten una gran implicación y que Ridley Scott ha sabido sacar lo mejor de ellos, ofreciendo unas actuaciones memorables, creíbles y muy destacables.
En la parte negativa, Marc Streitenfeld ha compuesto una música alejada del estilo de las anteriores composiciones de la saga en algunos momentos (quizás también sea un aspecto valorable que imprima su propia personalidad), acercándola más la partitura en las escenas espaciales a la última película de Star Trek, algo poco deseable. Aunque acierta en los momentos de tensión con una composición más cercana al estilo de las películas de terror e incluyendo parte de la música de Alien.

El mayor problema de Prometheus es Alien, puesto que la película funciona de manera excelente como película de ciencia ficción, pero decepciona a la hora de relacionarla con la película original. Establece correctamente un nuevo punto de partida para una nueva saga (con nuevas incógnitas) y, evidentemente, deja al público con ansias de una secuela.

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