La trama de la acción se centra en los tres días previos al suicidio del padre, permitiéndonos conocer a tan peculiar familia, en la que la esquizofrenia es el fantasma que revolotea siempre sobre ellos sin que ninguno se enfrente al problema salvo en momentos de rabia explosiva. Dolor, tristeza, desesperación, La isla interior es la historia de un grupo de perdedores, que tan solo intentan seguir adelante su vida con normalidad. La labor de los actores es soberbia. Es difícil quedarse con alguno, aunque particularmente me quedo con la genial interpretación de Candela Peña, en un difícil papel, de la mujer más «cuerda» de la familia, que intenta sacar adelante a su hermano y correguir las manias de su madre. Geraldine Chaplin, más que una colaboración especial, es una de las fuerzas de la película. Su talento interpretativo está más allá de toda duda.
Rodada en las Canarias, los paisajes no ahondan en bellas panorámicas, sino en lugares desnudos, fríos: Una playa de guijarros, calles azotadas por el viento, parkings de hormigón y acero que se extienden hasta el infinito…Los planos son siempre cortos, o medios, sin acercarse en exceso, ni con grandes panorámicas: No hay concesiones al espectador para recrearse en las vistas.
Felix Sabroso y Dunia Ayaso han conseguido con esta película reflejar con bastante verosimilitud y crudeza el drama de las familias con enfermos mentales, en las que siempre la sombra de heredar «la locura» está presente, de tal forma que los miembros de la misma con frecuencia niegan la enfermedad o son incapaces de reconocer sus estragos en sus familiares, o en ellos mismos, destrozando la vida de todos ellos. Es una muy buena película. Si tenéis oportunidad de verla, no perdáis la oportunidad.
Que aproveche.