jueves, marzo 28, 2024

Crítica de ‘Mia madre’: Emotiva y a ratos divertida película de Nanni Moretti

Las críticas de José F. Pérez Pertejo: 
Mia madre


De entre las muchas virtudes como cineasta de Nanni Moretti quizá la más destacable sea su honradez. Es uno de esos directores que jamás trata de estafar a sus espectadores con pretenciosos fuegos de artificio o fatuos ejercicios de estilo. En su cine es reconocible un mundo propio lleno de ideas y obsesiones, pero con el que resulta muy fácil identificarse como espectador porque habitualmente trata temas con los que todo el mundo convive a lo largo de su vida. Sus películas, aunque pegadas a la realidad, siempre dejan un pequeño hueco para la fantasía o la fabulación a través de la cual Moretti da rienda suelta a sus pequeñas licencias poéticas. Pero su autoría no está tanto en un afán de dejar huella con un estilo heterodoxo y particular si no en contar historias que parten de una introspección (la suya) para terminar convirtiéndose en asequibles para todos (o una inmensa mayoría de) los espectadores.

Es cierto que no todas sus películas son igual de redondas, pero algunas como Caro Diario (1993) o La habitación del hijo (2001) le han situado en el selecto grupo de los autores europeos cuyos filmes se disputan los grandes festivales y casi siempre acaban en Cannes. Este es el caso de su última película, Mia Madre, que estuvo en la sección oficial del pasado Festival de Cannes donde coincidió con otra película italiana, La juventud de Paolo Sorrentino con la que curiosamente también comparte fecha de estreno en España. 

El guion, escrito por el propio Moretti junto a Francesco Piccolo y Valia Santella alberga las claves del cine de su director y alterna con inteligencia y buen gusto lo cómico con lo dramático, lo superficial con lo reflexivo y lo anecdótico con lo trascendente.

En Mia madre, Moretti vuelve al tema de la pérdida que ya trató en La habitación del hijo, y lo hace desde una posición muy personal pues en cierto modo la película sirve de homenaje a su propia madre que falleció hace unos años mientras el director se encontraba durante la postproducción de su anterior film Habemus Papam (2011). Pero a diferencia de La habitación del hijo donde el tratamiento de la pérdida como sentimiento se hacía a posteriori (unos padres vivían el dolor por el fallecimiento de un hijo), en Mia madre, la exploración de la pérdida se hace a priori, dos hermanos Giovanni y Margherita viven la situación de una madre enferma a la que van a perder de forma inminente.

Y aunque Nanni Moretti que además de director es actor (y además bueno) suele protagonizar sus películas, en este caso se ha reservado un papel secundario, el de Giovanni, y desplaza el protagonismo hacia el personaje femenino Margherita, su hermana en la ficción, interpretado por la gran actriz italiana Margherita Buy. Y es precisamente en este papel femenino en el que se advierten de manera diáfana todos los posos autobiográficos que el director italiano suele dejar en sus guiones. Margherita para más seña es directora de cine, y cuando se entera de la gravedad de su madre está en pleno rodaje de una película de marcado carácter reivindicativo. Los paralelismos saltan a la vista.

Es decir, Mia madre además de una emotiva película sobre el doloroso desarraigo que supone para los hijos perder a su madre, una profesora retirada a la que sus antiguos alumnos recuerdan con cariño y que está fantásticamente interpretada por la octogenaria Giulia Lazzarini; sirve a Moretti para reflexionar con su habitual mirada ácida acerca de su profesión de director de cine e introducir la comicidad marca de la casa a través del actor americano que protagoniza la película dentro de la película y que no es otro que John Turturro. Suyas son las secuencias más divertidas del film en las que Turturro está francamente brillante. 

Margherita Buy compone un personaje complejo sobre el cual confluye la tristeza por la enfermedad de su madre, sus propias dificultades ejerciendo ella misma el rol de madre con su hija, una crisis sentimental con su pareja y las dificultades del rodaje de la película que le ponen en el límite del aguante. Su interpretación en Mia madre le valió recientemente su quinto premio David de Donatello a la mejor actriz principal, premio (en este caso a mejor actriz secundaria) que también recibió Giulia Lazzarini por encarnar a Ada, la madre a la que se refiere el título. 

Menos divertida que otras de su filmografía pero más emotiva y con mayor carga de profundidad, Mia madre es probablemente la mejor película de Nanni Moretti desde La habitación del hijo. Como he dicho está escrita con inteligencia, interpretada con emotividad y filmada con el rigor y la integridad de un director que sabe manejar este tipo de materiales que en otras manos podrían terminar en un melodrama lacrimógeno y banal.

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