jueves, marzo 28, 2024

Crítica de ‘Ricki’: She loves Rock and Roll

Las críticas de Cristina Pamplona «CrisKittyCris»: Ricki

Meryl Streep es la mejor actriz de nuestro tiempo. Esta es una verdad universal tan extendida como la de que cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo. Nadie lo duda, nadie lo cuestiona, y si lo hace se lo guarda para sí, porque quién se atrevería a criticar a Meryl.

Generalmente, estas contundentes afirmaciones sobre un actor son fruto de un perfecto trabajo de publicidad, de modas o del boca a boca. No estamos ante ese caso. Meryl Streep ha logrado saltar con soltura el obstáculo de la edad y lleva demostrando su talento en pantalla desde hace cuarenta años. Su desenvoltura ya sea en drama y, aunque menos a menudo, en comedia la convierten en una llave maestra para todos los géneros. Este viernes se estrena en España Ricki, una película hecha a medida para ella en la que el argumento queda supeditado a su personaje. Qué nos importa eso si se trata de Meryl Streep.

Julie intenta suicidarse tras ser abandonada por su marido. Su padre, Pete, desbordado por la situación, decide recurrir a su exmujer Linda, una cantante de bar que se hace llamar Ricki y quien abandonó a su familia siguiendo el sueño de convertirse en estrella de rock. A sabiendas de que sus hijos hace mucho que dejaron de tenerla en cuenta, Ricki viaja a California para ayudar a salir del agujero a su hija y al mismo tiempo conseguir la redención para ella misma.

El director Jonathan Demme, famoso por El silencio de los corderos o Philadelphia, se ha decidido esta vez por una historia más humilde, en la línea de su perfecta La boda de Rachel, que dirigiera en 2008. Con un guión a cargo de Diablo Cody que, si bien no alcanza el pelotazo que supuso Juno, nos hace olvidar el horror de Jennifer’s body, estamos ante una suma de factores que dan como resultado una historia tierna y simpática que no se convertirá en un clásico, pero que ofrece una Meryl Streep apta hasta para aquellos que la tachan de «llorona».

A pesar de estar ante la historia de una mujer decadente en un mundo decadente, víctima de la crisis del 2008, alejada de su familia y con el tremendo impacto que supone tener que volver a enfrentarse a ellos tras años sin verse, Ricki no se regocija en el melodrama, al contrario, el guión mantiene el tipo con maestría gracias a diálogos muy divertidos, punto a favor para Diablo Cody, que humanizan a los personajes para hacer de ellos individuos con los que es imposible no simpatizar. Incluso la oposición algo artificial del mundo de Ricki en Indianapolis, sucio, humeante y rozando la sordidez, con la brillante y lujosa California, termina por convertirse en algo amable.

El reparto es sólido, con nombres como Sebastian Stan (Capitán América: El soldado de invierno, Cisne negro), Ben Platt (Dando la nota) o la estrella de Broadway Audra McDonald en papeles secundarios, pero que brilla gracias a los principales. Es de lamentar que no se haya aprovechado más la presencia del oscarizado Kevin Cline (Un pez llamado Wanda, De-lovely) que, aunque en poco metraje, comparte escenas magníficas con Meryl Streep, con quien se reúne tras haber trabajado juntos en La decisión de Sophie hace más de treinta años. Greg, el otro hombre importante en la vida de Ricki, está interpretado por Rick Springfield cantante y actor principalmente televisivo, que con esta película y su reciente aparición como psiquiatra en la serie de HBO True Detective, ha demostrado ser algo más que el compositor de Jessie’s girl.

Pero si hay alguien en el reparto que pueda plantar cara a Meryl Streep,no puede ser otra que su hija Mamie Gummer (Efectos secundarios, Cake) que está espléndida en el papel de Julie, la hija de Ricki. Curiosamente, el primer papel de Gummer en el cine también fue con mamá en Se acabó el pastel. De eso hace casi treinta años y, en ese tiempo, Gummer parece haber heredado el talento de su madre, porque está sencillamente sensacional en su papel.

Pero Ricki le queda a Meryl Streep como una segunda piel y es ella quien brilla cada segundo. A una interpretación sensacional, emocionante y divertida al mismo tiempo, hay que sumar su talento musical que, aunque ya demostrado en Mamma Mia! y en Postales desde el filo, aquí se vuelve más rockero y desgarrado. Ya sea versionando a Bruce Springteen y su «My love will not let you down», o el «Bad romance» de Lady Gaga, cada nota la hace suya con esa voz rota, lo que asegura a Sony Pictures una buena tajada con su genial banda sonora.

Ricki no es un título indispensable en la cartelera de este verano 2015, pero aquellos que opten por ir a verla no quedarán decepcionados, porque la película es divertida, tierna y, sobre todo, «buenrollera». Pero, principalmente podrán disfrutar de un coro de interpretaciones que demuestran la magia que se produce cuando todo un reparto entrega lo mejor de él a un proyecto.

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